Lecciones de la Bundesliga: Juegos infantiles y “nueva normalidad”.
Lecciones de la Bundesliga: Juegos infantiles y “nueva normalidad”.
“Entre los aspectos más asombrosos de la respuesta a la pandemia está que lo primero que cerramos fueran las escuelas y que probablemente sea de lo último que vayamos a abrir, y que entretanto hayamos prohibido jugar a los niños.” @gascondaniel
Se reinicia la “nueva normalidad” y el fútbol vuelve a celebrarse. La Bundesliga retomó los partidos para regocijo de las aficiones pero… ¿Cómo afectan al juego los gestos barrera? ¿Somos capaces de imaginar un fútbol con distanciamiento social? ¿Acaso no era un deporte de contacto?
Pues, efectivamente, lo era. Ya no lo es tanto porque incluso el fútbol tiene que adoptar las nuevas normas. Los jugadores permanecen confinados 15 días antes de cada partido. Se les realizan PCR dos días antes de jugar a todas las personas integrantes de los equipos, incluido personal técnico. Las gradas están vacías y en silencio, los analistas deportivos ya descartan el factor campo y las cadenas de televisión ofrecerán opción audio con ambiente virtual. Se saluda con el codo. No se puede escupir. No se pueden celebrar los goles con festivas melés, las carantoñas, a distancia. Pocas faltas y cometidas como desde lejos, la pierna del jugador haciendo daño pero el resto del cuerpo alejándose en dirección contraria. En el banquillo no se cuchichea, imposible a 2 metros de distancia. Los balones se desinfectan a cada momento.
Los equipos han tenido que hacer un gran esfuerzo. Sin embargo, tras la primera jornada, reprimenda general del gobierno alemán por los escasos momentos en los que algunos jugadores se dejaron llevar y clara advertencia: el fútbol tiene que ser ejemplo del respeto a las nuevas normas. Así que, si el fútbol que veremos será probablemente distinto, cabe preguntarse ¿cómo va a afectar la “nueva normalidad” a los juegos infantiles?
Fin del recreo
En estos momentos, los equipos docentes se preparan para la reapertura de los centros educativos. En la desescalada se ha hablado de comercios, turismo, terrazas y fútbol, pero no hay directivas claras para la educación, ni ahora ni para el curso que viene. Urge implementar un buen número de nuevas medidas vigentes en la “nueva normalidad”, periodo que durará hasta la aparición de una vacuna. La comunidad educativa recomienda priorizar las actividades al aire libre y las autoridades exigen grupos reducidos, distanciamiento social y gestos barrera.
Fuera de las aulas, uno de los problemas concretos a resolver es la gestión de los recreos. El recreo tal y como lo conocemos, ese momento único en el que participa todo el alumnado, en el patio común, abierto, indiferenciado, cuando la chavalada estalla en caótica alegría infantil, va a desaparecer. Se prevé el acceso escalonado, pero son necesarias otras medidas. Toca repensar el patio de la escuela, su diseño, materiales, distribución, uso, etc
Áreas de juegos infantil
El lugar más popular de cualquier parque es la zona de juego infantil, punto de encuentro de gente de todas las edades. Las criaturas se explayan con ganas mientras las personas cuidadoras esperan cerca vigilantes. Hasta ahora, solían ser recintos incluso vallados conteniendo varios elementos de juego muy próximos entre sí. Es comprensible que estén cerrados. Provocan aglomeraciones, es imposible mantener la distancia física, las criaturas se cruzan constantemente, se tocan, lo tocan todo y casi todo lo que tocan es de plástico.
¿Piscinas de bolas? ¡No, gracias!
Otro ejemplo: “En una reciente encuesta, el 100% de las madres consultadas pusieron cara de asco a la pregunta: ¿Volverás a llevar a tu hijo/a a una piscina de bolas?”. La afirmación anterior es broma. Sin embargo, se generaliza cierta seria aprensión hacia determinados espacios e instalaciones que hasta ahora nos parecían adecuados para el desarrollo de juegos infantiles. La desconfianza es lógica, ¿alguien se atreverá a garantizar que una piscina de bolas es desinfectada correctamente después de ser ocupada por seres humanos a los que no en vano llamamos “mocosos”?
No podemos privar a la infancia de juegos. Algunas ideas.
El patio del cole es el primer espacio de socialización, un lugar en el que las criaturas pasan 525 horas al año. El parque infantil es cita ineludible, un encuentro con el aire, el sol, la pandilla y el juego, un desahogo para las familias y una necesidad de las criaturas.
Patios de recreo y áreas de juegos infantiles de nuestros espacios públicos y privados tendrán que adaptarse a la “nueva normalidad”, incorporando la prevención en la propagación del virus como uno de sus ejes en el diseño, elección de materiales, condiciones de uso, desarrollo del juego, etc. Nuestros niños y niñas necesitan un entorno especialmente seguro y, al mismo tiempo, estimulante, para que puedan jugar, moverse y desarrollarse adecuadamente.
El patio de escuela de la desescalada
En el aula, se prevé que el uso de los juguetes será individual en educación infantil de 3-6 años. Para 1-3 años, se asume que pueden compartirlos dentro de un mismo grupo-clase, pero no con otros y se desinfectarán, como los balones en el fútbol, frecuentemente. Los niños y niñas solo pueden usar su aula, sin rotaciones a otras aulas como normalmente hacían ya que cada una podía contener materiales de experimentación y psicomotricidad distintos. Los patios van a tener que transformarse y paliar las carencias educativas derivadas de los cambios y restricciones de uso en los edificios.

El modelo de patio actual, a imagen de una “plaza dura”, tendrá que dar paso a patios compartimentados, aulas al aire libre, espacios de aprendizaje para grupos reducidos que incorporen juegos pedagógicos, lúdicos y deportivos. La jardinería puede ofrecer soluciones para la compartimentación de los espacios y la creación de estancias al aire libre que sumen espacios de aprendizaje y juego a las aulas interiores. La jardinería puede favorecer juegos de movimiento sin contacto físico y actividades más tranquilas, como la reunión o el paseo, actividades de observación, etc… Escenarios, areneros, laberintos, circuitos, pistas de carreras, jardines, huertos, talleres, zonas de picnic, etc pueden utilizarse para ordenar y dar nueva vida al antiguo y caótico patio.

Parques infantiles post covid
Para evitar las aglomeraciones en los parques infantiles públicos sería necesario priorizar su uso por parte de grupos pequeños o unidades familiares, algo imposible si los juegos están agrupados, concentrados en un único punto del parque. Así que, más que el parque infantil a imagen del jardín delimitado y cerrado, a menudo incluso cercado, quizás habría que pensar en circuitos de juegos, con elementos de juego dispersos, distanciados entre sí, que permitan a su vez el distanciamiento físico de los grupos o unidades familiares. Además, disminuiría el número de elementos de juego que cada niño y niña usuarios toca porque, a diferencia del parque cerrado en el que cada criatura pasa por todos los elementos de juego en una sola sesión, en un paseo lúdico puede hacerse uso de un número menor de elementos para una misma sesión de juegos.

Respecto a los elementos de juego, quizás habría que priorizar los materiales no plásticos y diseños sin asideros o barandillas. Habrá que priorizar jugar con los pies frente a jugar con las manos, así que recordemos que los juegos de equilibrio son especialmente saboreados por las criaturas.

También aprecian “ir de expedición”, uno de sus entretenimientos favoritos. La jardinería puede crear minipaisajes que aporten misterio, expectación, sorpresa y satisfagan esa curiosidad científica irreprimible de los niños y niñas. Un ejemplo lo encontramos en el Diana, Princess of Wales’ Memorial Playground, en Kensington Gardens, Londres, en el que los elementos de juego son estímulos naturales como pisar un charco o subir a una roca, seguir una senda, entrar y salir de misteriosas estancias vegetales y descubrir por igual el tesoro del pirata o un tesoro de la naturaleza.
Como en las escuelas, en el espacio público habría que favorecer el uso de juguetes individuales. Quizás sea el momento de introducir decididamente la educación vial en nuestros parques infantiles con la instalación de circuitos educativos. ¿Porqué un circuito de educación vial mejor que un skate park? Priorizaría los recorridos unidireccionales, evitaría cruces descontrolados entre niños y niñas usuarios, por no hablar de la labor educativa y preventiva de gran importancia en la vida de futuros adultos al volante.
Conclusión
El juego, más allá de una necesidad y una herramienta educativa, es un derecho de los niños y niñas reconocido por la ONU. Consecuentemente, es un deber común procurar que disfruten de ese derecho. Ahora toca recuperar los espacios para la infancia, los patios de la escuela y los espacios de juego públicos y la jardinería puede aportar soluciones. Pongamos nuestro talento jardinero a disposición de nuestros niños y niñas. ¿Qué podemos hacer?
Fotos: Pinterest